Este artículo fue publicado en la edición de International Aquafeed de noviembre de 2024
El año pasado por estas mismas fechas, escribí sobre cómo el hecho de limitar cada vez más la huella de carbono de los piensos tenía algunos efectos notables en la elección de ingredientes, y un impacto algo menor en el coste de los piensos. Así pues, el compromiso de las empresas de piensos de reducir su huella de carbono en un 30% o más es admirable, pero en realidad no les cuesta mucho hacerlo. Según algunos modelos recientes, que utilizan datos de 2024, las repercusiones en un pienso típico para salmón basadas en el uso de datos del Global Feed Lifecycle Assessment Institute (www.gfli.org), podríamos ver que una reducción de la huella de carbono del 33 por ciento, aumenta el coste de formulación en un 1,2 por ciento. Sin embargo, esta tendencia en la demanda de recursos está impulsando la necesidad de trazabilidad y de evaluaciones de la huella de los ingredientes basadas en datos primarios, y de garantizar que se realizan utilizando metodologías normalizadas y aprobadas.
Entonces, ¿por qué son tan importantes las metodologías, la trazabilidad y los aspectos basados en datos primarios de la evaluación del ciclo de vida (ECV)? La razón es que CÓMO se lleva a cabo un análisis de ACV puede tener un gran impacto en ese resultado. Esto se sabe desde hace tiempo, por lo que se han establecido diversas normas, como las de la Organización Internacional de Normalización (ISO), con su serie de normas ISO 14040, que proporcionan un marco general sobre cómo deben realizarse los estudios de ACV. Sin embargo, éstas regulan las normas de ACV en general, pero no específicamente los piensos. Para abordar esta cuestión, los europeos establecieron las Normas de Categorización de la Huella Ambiental de los Productos (PEFCR) para piensos, que proporcionaban un marco sobre qué insumos y límites del sistema debían incluirse, así como algunos aspectos metodológicos que debían aplicarse. Además de la iniciativa PEFCR, la creación del Instituto Mundial de Evaluación del Ciclo de Vida de los Piensos (GFLI) permitió disponer de una base de datos centralizada sobre el sector mundial de los ingredientes para piensos. En particular, el GFLI también estableció otras normas y directrices para una serie de procesos y criterios de ACV diferentes, y hasta la fecha sigue representando el mejor y mayor conjunto de datos de ACV sobre más de 1.500 ingredientes de todo el mundo. Sin embargo, el conjunto de datos GFLI dista mucho de ser perfecto.
Gran parte de los datos del GFLI proceden de lo que llamamos fuentes secundarias (artículos científicos, informes de empresas, etc.), normalmente cuando alguien ajeno al sector ha realizado una evaluación documental utilizando los datos que ha podido encontrar. El problema es que no sólo la mayoría de esas fuentes están desactualizadas, sino que a menudo faltan datos clave. Para solucionarlo, lo que necesitamos son datos “primarios”. Datos directos del sector implicado, actualizados y representativos de lo que ocurre sobre el terreno o en el mar. Y esto nos lleva a la historia de la trazabilidad. Saber qué información está relacionada con qué material es fundamental. Mientras que los datos basados en el GFLI proporcionan una buena base para la historia de la huella de carbono, disponer de datos sobre productos individuales de fábricas individuales, basados en existencias específicas, permite mucha más precisión en la historia de la huella de carbono. Y eso requiere la conexión de elementos de datos clave con productos específicos. Lo que hace un proceso de evaluación y trazabilidad de este tipo es proporcionar un sistema claro y tangible para normalizar las evaluaciones de sostenibilidad. Y cuando compartimos una norma para medir las cosas, establecemos una base para comparar las “cualidades” de la sostenibilidad, lo que crea oportunidades de valor para comerciar con ingredientes en función de esas credenciales (igual que cuando acordamos métodos para medir las proteínas u otros nutrientes). De este modo, podemos ver que, al replantearnos nuestro enfoque de la sostenibilidad, podemos utilizarlo para aumentar el valor de los ingredientes que son más sostenibles.
Dr Brett Glencross