¡El aceite de pescado es mucho más que Omega3!
Los suplementos que contienen ácidos grasos omega-3 están experimentando una creciente demanda en medio de la crisis del COVID-19. Las personas quieren mejorar sus sistemas de inmunidad y las cápsulas de aceite de pescado son muy requeridas, aunque todavía no se han obtenido datos contundentes. Los tratamientos que contienen aceite de pescado, ácidos grasos omega-3, probados en pacientes con COVID-19 están comenzando a ser titulares y esto no sorprende considerando la gama de beneficios que ofrece el aceite de pescado.
Sin embargo, en este momento, cuando se trata de aumentar la inmunidad contra el coronavirus, no se deben sacar conclusiones apresuradas: todavía hay "un cuerpo insuficiente de literatura científica que conecte a los EPA/DHA con beneficios y resultados positivos en la inmunidad ya sea general o viral en una población sana", según lo indica la Organización Global para Omega-3s EPA y DHA (GOED por sus sigla en inglés).
Ya el aceite de pescado es altamente reconocido por sus beneficios, tanto para animales como para humanos, basado no solo en sus altos niveles de ácidos grasos omega-3 sino también en las vitaminas A y D que contiene. "Los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3 (EPA y DHA) tienen efectos beneficiosos en una variedad de patologías humanas, incluidas enfermedades cardiovasculares e inflamatorias, y papeles importantes en el desarrollo y la función neural", indica el Profesor Douglas Tocher en un artículo que escribiera para IFFO. Se recomienda que un adulto sano consuma mínimo entre 250–500 mg de EPA y DHA combinados cada día como parte de una dieta saludable. Más allá de estos, los beneficios del uso de aceite de pescado incluyen una fuente dietética de energía y esencial para una buena salud en general y un crecimiento óptimo. El aceite de pescado también mejora en gran medida la palatabilidad del alimento – que es vital en las primeras etapas del crecimiento de los peces.
Los pescados y mariscos son las principales fuentes de EPA y DHA, pero hay una brecha: un estudio reciente dirigido por Helen Ann Hamilton, Ph.D., ha destacado el suministro nutricional humano actual de EPA y DHA, estimado en solo 30 % de la demanda.
La acuicultura, como mayor usuario y proveedor de EPA y DHA, ha llevado la investigación a nuevas fuentes (biomasa y aceite de microalgas, y cultivos oleaginosos modificados genéticamente). Cada producto puede desempeñar un rol, pero el punto clave es que EPA y DHA son la fuente principal de estos omega-3 de cadena larga en el momento actual. Los omega-3 de cadena corta de origen vegetal (generalmente ácido alfa-linoleico, ALA) son diferentes y no confieren los mismos beneficios para la salud: el cuerpo humano puede convertir ALA a EPA, pero el proceso es ineficiente (menos del 5%). Las microalgas marinas son potencialmente el ingrediente marino más importante para complementar el suministro de aceite de pescado, pero como con todos los procesos de producción, estos procesos tienen un impacto ambiental (la producción se basa en el uso de sustratos vegetales que contienen azúcares, a menudo caña de azúcar o maíz, y el proceso requiere entradas de energía), que también deben ser considerados.
Petter M Johannessen








