Este artículo escrito por el Dr. Brett Glencross se publicó por primera vez en la edición de junio de 2025 de International Aquafeed
Los océanos del mundo son una fuente vital de alimentos y sustentan los medios de vida de millones de personas en todo el mundo. El pescado es una fuente crucial de protínas y nutientes esenciales y contribuye a la seguridad alimentaria, especialmente en las comunidades costeras. Sin embargo, la explotación descontrolada de estos recursos puede provocar una crisis mundial: algunas poblaciones de peces están disminuyendo a un ritmo alarmante. Según la FAO, el 78 % de las capturas mundiales proceden de poblaciones pescadas de forma sostenible [https://doi.org/10.4060/cd0690en]. Como señala la FAO, «la marea está cambiando», y no se puede subestimar la importancia de una gestión eficaz de la pesca para garantizar la salud a largo plazo de las poblaciones de peces y la sostenibilidad de la industria pesquera. Cada vez hay más pruebas de que, cuando se utilizan sistemas de gestión pesquera eficaces, es posible mantener e incluso reconstruir las poblaciones de peces.
La sobrepesca de algunas poblaciones, impulsada por la creciente demanda mundial, los avances tecnológicos en los artes de pesca y la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), ha sido uno de los principales factores del declive de las poblaciones de peces. Cuando los peces se capturan a un ritmo superior al de reproducción de la población, esta disminuye, lo que altera el delicado equilibrio de los ecosistemas marinos. Esto puede tener efectos en cadena, que afectan a otras especies que dependen de esos peces para alimentarse, así como a los propios hábitats. Por ejemplo, el colapso de las poblaciones de bacalao en el Atlántico noroccidental a principios de la década de 1990 tuvo consecuencias devastadoras para el ecosistema y los medios de vida de las comunidades pesqueras.
Sin embargo, las consecuencias de la sobrepesca van más allá del daño ecológico. El sustento de millones de personas, especialmente en los países en desarrollo, depende de poblaciones de peces saludables. Los pescadores artesanales, que a menudo dependen de métodos de pesca tradicionales, son especialmente vulnerables a los efectos de la sobrepesca. La disminución de las poblaciones de peces puede provocar dificultades económicas, inseguridad alimentaria e inestabilidad social. Por lo tanto, una gestión eficaz de la pesca es esencial para evitar o incluso revertir estas tendencias y garantizar la sostenibilidad a largo plazo de las poblaciones de peces.
Esto implica un enfoque científico para regular las actividades pesqueras, teniendo en cuenta las características biológicas de las diferentes especies, su papel en el ecosistema y las necesidades socioeconómicas de quienes dependen de ellas.
Una de las herramientas clave de la gestión pesquera es el establecimiento de límites de captura, o cuotas. Estos límites se basan en evaluaciones científicas de las poblaciones de peces, teniendo en cuenta factores como el tamaño de la población, las tasas de reproducción y las tasas de mortalidad. El objetivo de estos límites de captura es garantizar que la presión pesquera no supere la capacidad de reposición de la población de peces. Sin embargo, una gestión eficaz de la pesca requiere algo más que regulaciones. También requiere una aplicación estricta para garantizar que se cumplan las normas. Esto puede resultar difícil, especialmente en zonas remotas o en alta mar. La cooperación internacional es esencial para combatir la pesca INDNR y garantizar que todos los países contribuyan a la gestión sostenible de las poblaciones de peces.
Además, una gestión pesquera eficaz requiere la participación activa de todas las partes interesadas, incluidos los pescadores, los científicos, los responsables políticos y las comunidades locales. Los pescadores, que tienen un interés directo en la salud de las poblaciones de peces, pueden aportar conocimientos y perspectivas valiosos. Los enfoques de gestión colaborativa, en los que los pescadores participan en el proceso de toma de decisiones, pueden dar lugar a resultados más eficaces y sostenibles. Es evidente que los retos de la gestión pesquera son complejos y multifacéticos.
El cambio climático, la contaminación y la destrucción del hábitat suponen amenazas importantes para las poblaciones de peces y los ecosistemas en los que viven. Para hacer frente a estos retos será necesario un enfoque holístico que integre la gestión pesquera con políticas medioambientales más amplias. A pesar de los diversos retos, hay muchos ejemplos de gestión pesquera exitosa en todo el mundo. En algunas zonas, las poblaciones de peces se han recuperado con éxito gracias a una combinación de gestión basada en la ciencia, una aplicación rigurosa de la normativa y la participación de las partes interesadas. Estos casos de éxito demuestran que la gestión sostenible de la pesca es posible. Uno de los mejores ejemplos es la pesquería de anchoveta peruana, que estuvo a punto de colapsar en la década de 1970, pero que ahora es un ejemplo de la mejor gestión del mundo. Es un gran ejemplo no solo por su recuperación y la adopción de un enfoque científico para la gestión, con la participación activa de todas las partes interesadas en su gobernanza. También lo es por su enorme escala y su contribución directa e indirecta al suministro mundial de alimentos, ya que sigue siendo la mayor pesquería monospecífica del mundo.
Como se puede ver, una gestión eficaz de la pesca es esencial para mantener poblaciones de peces sostenibles y garantizar la salud a largo plazo de nuestros sistemas oceánicos. Requiere
un enfoque científico, una aplicación estricta y la participación activa de todas las partes interesadas. Aunque los retos son importantes, las recompensas de una gestión pesquera sostenible son enormes: ecosistemas saludables, economías prósperas y seguridad alimentaria para las generaciones venideras. Es nuestra responsabilidad colectiva garantizar que las poblaciones de peces se gestionen de forma sostenible, para que estos recursos vitales puedan seguir alimentándonos a nosotros y a las generaciones futuras.